No busques una respuesta a tu medida

 

 Un abismo sin fondo es el cielo
donde las estrellas emerge
Puntos de luz que alivian
la negritud de la noche.
Granos de arena
de una playa infinita.
Palabras incontables
del decir de Dios.

Los sabios de este mundo
científicos los llaman ahora
tratan de mensurar
el ser de toda realidad
buscando conocer
las entrañas materiales de la misma
mientras se olvidan del alma de las cosas
de los adentros de la persona
donde la Verdad habita y el Amor libera
de la nada que amenaza la vida temporal
la vida sin Dios la vida sin más anclaje
que la precariedad de nuestra finitud
de nuestra soledad desvalida.

Parece que el hombre fuera un algo
que transitara entre dos nadas
luz de un instante
rayo de luz entre dos oscuridades
luz de luciérnaga que se apaga
apenas comenzara a brillar.

Pero no es cierto.
El hombre no es una cosa.
El hombre es alguien que no aparece y
desaparece por casualidad
en una escenografía de cartón piedra.

Yo he sido llamado a la existencia
por Aquel que me amó primero y
en su amor camino hasta encontrarme
con Él de forma definitiva.

Y puesto que sé mi origen y mi destino
camino como peregrino seguro de su meta
no como vagabundo errante
hasta desaparecer con el camino.

Me decía  el H. Andrés en un momento
en el que le pedía su palabra
para discernir una situación difícil
de la que no quería ser responsable:

No busques una respuesta a tu medida.
Pide y busca tener un corazón sensato
que no hipoteque el hoy por el mañana.
Una rectitud de conciencia que asuma
los costes de tus decisiones.

Mira. Un corazón sensato no llora hoy
por lo que pudiera suceder mañana.
No se deja tiranizar por la imaginación
ni seducir por el temor de lo que aún
no ha acontecido.

No tengas miedo.
Aprenderás a confiar en ti
en la medida que el Señor esté contigo.
Y una cosa más.
El hombre de corazón sensato
habita siempre en terreno de la serenidad