Pienso en los campos y
la belleza se levanta en mis adentros
como el eco de la verdad sin fisura.
Todo amanecer se asemeja
a una página en blanco
preparada para que la vida se refleje en ella.

El cielo cambia el azul por el dorado.
Transparencias vírgenes pueblan el lugar.
Contengo la respiración y
contemplo la luz como suspendida
en no sé que asidero
devolviendo la vida a las cosas.
La brisa llega cargada de una delicada armonía
que invita a comenzar el día sin temor
Se van despertando los colores y el aroma de la salvia
caldea el corazón que dejara frío la noche.

No sueño cuando percibo
bañarse en el rocío de las rosas
a los jilgueros madrugadores,
mientras cantan anunciando su presencia alegre.
Una alondra surge de improviso de la tierra y
asciende como flecha viva hasta donde mi vista alcanza..

El esplendor del jardín colma la mañana
que nace con una nueva historia a descubrir.

La gratuidad con la que se me da todo
me conmueve.
Como los gorriones
me dispongo a vivir otro día de gracia.