En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”
RESPUESTA A LA PALABRA
“Shalom”, paz, armonía gozosa, nacida de la buena relación con Dios y con los otros. Don de Dios sin el cual el corazón del hombre permanece secuestrado por un deseo sin futuro, por un querer y no poder que levanta y no edifica, que demanda y no consigue.
Cuando oigo hablar de “Procesos de paz” a quienes, con el corazón avieso y pervertido dialogan al margen de la justicia de Dios, algo se estremece en mi interior al percibir la mentira como moneda de cambio.
¿De que paz están hablando?. Tendrá algo que ver con la justicia y la libertad? ¿Contará para ellos el amor?
Jesús el Cristo, nos ha legado mucho más que un “proceso”.
Nos ha prometido y nos da la paz que nace de la verdad y del amor.
La paz sin mezcla de intereses mezquinos. No exenta de luchas y contrariedades. Sí cargada de fuerza salvadora.
Señor, que tu paz venga a nosotros como la esperamos de ti. La misma paz que tu deseas y nuestro corazón espera. Abre nuestro sentir a tu palabra para que comprendamos que los miedos que padecemos son parte de nuestras heridas que tú ya has restañado.
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