Jesús dirigiéndose al Padre le dijo: “No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal”.
RESPUESTA A LA PALABRA
Jesús, ya nos había enseñado a pedir al Padre por nuestra cuenta, que no nos deje caer en la tentación, que nos libre del “malo”.
Ahora es él quien se lo pide.
Jesús sabe que vivir en medio del mundo es vivir sujetos a los imperativos del mismo, muchos de ellos destructivos, cargados de mal y que generan muerte.
El cristiano no puede vivir fuera de la realidad existente.
Como Jesús, debe asumir la condición humana, en todas sus dimensiones, también las negativas, Jesús, conocedor de nuestra fragilidad, intercede al Padre por nosotros y nos invita a buscar su auxilio en todo tiempo y situación, para poder superar nuestra fragilidad.
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