Perdona mi impaciencia, Señor,
perdona el tiempo perdido
en secundar el decir
de las informaciones interesadas de los medios y
contemplar el hacer de
quienes pretenden marcar
una forma de vida sin sustancia.

Perdóname, mi amor,
por alejarme de tu Vida
que trascurre vivificando
a quienes se acercan a ella
a través de tu presencia
en medio de las cosas,
de la verdad y de la belleza
que son la urdimbre de las mismas

Hoy nos has traído
las primeras lluvias del verano y
la arboleda del jardín está jubilosa.
Por todos los rincones del cielo,
encapotado por nubes grises,
los relámpagos se multiplican
como dardos de fuego,
atrayendo la mirada de los niños y
preocupando a los mayores
por los posibles daños
que puedan dejar a su paso.
El corto rodar de los truenos
nos dicen su proximidad.
Los trabajos en el campo se han parado.
La vida se ralentiza en la casa.