El decir de R. Sarah choca frontalmente
con la cultura actual, materialista y
La propuesta de nuestra sociedad
es la autorrealización y
el ingrediente principal
es el consumo.
La identidad personal es algo marginal,
el hombre es lo que tiene y lo que consume y
cuando no hace suya esta realidad
se considera marginado.
Parece que no hay otro circuito
en el que correr
que el que nos diseñan
los que tienen el poder.
Dice el Cardenal estar sorprendido,
hasta el extremo,
del cuidado que tenemos de la vida
de nuestros cuerpos,
mientras dejamos morir las almas.
Y yo añado,
que ésta es la causa principal
de que vivamos en un sociedad “desalmada”,
sin alma, sin más referencia
que lo que pueda sernos útil aquí y ahora,
sin más horizonte que hoy
porque mañana queda fuera
de nuestro poder inmediato.
En una entrevista reciente decía que
“sin la vida espiritual,
no somos más que animales infelices”.
Y esto es una evidencia constatada
a lo largo y a lo ancho
de todas nuestras sociedades occidentales.
Un reto que tenemos los cristianos de hoy
es hacer transparente lo que en realidad somos:
“Personas, imagen de Dios y semejantes a Cristo”
Cuando reducimos al hombre a animal racional
ya sabemos las consecuencias,
la irracionalidad es el reverso de esa imagen.
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