Del evangelio de san Juan 16,5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?” Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado.”
RESPUESTA A LA PALABRA
El sólo anuncio de la partida del Señor entristece a sus amigos.
No podía de ser de otra manera.
Después, Jesús les dará cuantas razones sean necesarias
para que comprendan la conveniencia de su marcha,
pero aún así el corazón siente el dolor y la tristeza
que manan de la ausencia del amado.
Si contemplamos el decir de los grandes amigos de Dios,
hombres y mujeres, místicos de todos los tiempos,
enseguida veremos el desgarro en el que vivieron
su amistad con el Señor,
mezcla de presencia y ausencia.
Presencia sin ser notada,
que les sostuvo en medio de la oscuridad de la noche,
ausencia sentida
como contrapunto del silencio del que se sabe cerca, pero calla.
“Conviene que yo me vaya”, dice el Señor,
para que crezcas en la fe y te ejercites en la entrega,
sin ver más allá de la entrega.
Conviene que yo me vaya, para que afiances tu identidad
hasta poseerte y así te entregues todo tú y no algo de ti.
Es conveniente que tu travesía pascual la hagas solo,
como yo la hice, sientas y experimentes el amor desnudo
de todo lo que no sea el Padre providente.
Verás como al final de todo tengo razón
para dejarte solo y en las manos de la Noche
que te hará ahondar en mi ausencia,
presencia no sentida,
deseo inacabado de principiante con prisas,
que desconoce los tiempos del amor, eternizado ya en su corazón.
Cuando el Espíritu amanezca y levante el velo de tu Noche,
verás de nuevo sin ver,
me verás sin necesidad de saber otra cosa
que soy Yo y que tú eres visto por Mí como tú eres.
Para compartir esta historia, elija cualquier plataforma
Deje su comentario
Usted debe estar identificado para comentar