Del Evangelio de San Lucas (5.31-32)

 Jesús les replicó: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan”

 RESPUESTA A LA PALABRA

 Bendito seas Señor, que en tu misericordia entrañable contemplas nuestra fragilidad.

 Nuestro cuerpo se destruye, nuestra mente se debilita, muestra moral se quiebra, y nosotros poco podemos hacer.

Si acudimos a hombres expertos buscando ayuda, ellos, con su ciencia adquirida, palían nuestros males, pero la raíz de los mismos permanece intacta.

Tú, Señor, has venido con el remedio definitivo. Nosotros creemos que tú eres médico y medicina, vida que vivifica, amor que sana.

Mira compasivo nuestra situación concreta y sánanos