Del profeta Isaías 40,25-31
Lo he oído y
lo sé de sobra
aunque me duela
como a Jacob
la falta de experiencia
de Dios.
A pesar
de mis
vacilaciones
en los momentos
de desaliento y
abandono
sé que mi suerte
está en su mano
que nada ignora
de mí
desde el momento
en el que me pensó y
me llamó
a la existencia.
Cuando contemplo
el cielo
en plena noche
escucho el susurro
de las estrellas
que hablan de Él
repitiendo su nombre
cubriéndome
con la luz
que de Él han recibido
acompañándome
en el viaje
a mi corazón
donde Él
me espera
aguardando
poder decirme:
No temas
tu suerte soy Yo.
No te fatigarás
en balde
ni tropezarán
tus pies
en mi camino.
Seré tu fuerza
en el cansancio
tu vulnerabilidad
estará sostenida
por mi amor
porque tú eres
alguien
para Mí y
tu nombre
lo llevo grabado
en mi memoria.
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