Del evangelio de san Lucas 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor: «Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: “En seguida, ven y ponte a la mesa” ¿No le diréis: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer. “

 

RESPUESTA A LA PALABRA

No está de más que eliminemos
de la palabra siervo lo que tiene de peyorativo.
Cuando Jesús en el evangelio
habla del servicio, no está hablando
de algo que suponga indignidad,  
porque en ningún momento menoscaba
la libertad de la persona.

Él mismo se presenta como “Siervo” y
confesará públicamente que Él
no ha venido a que le sirvan sino a servir, y
no por ello deja de ser quien es.
Y a sus discípulos,
a quienes ha llamado para que en su ausencia
continúen su misión, les llamará amigos
porque en realidad si han aceptado seguirle,
sirviendo como Él,
antes les ha hecho partícipes de su vida.

“No os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor, a vosotros os llamo amigos porque os he dado a conocer todo lo que he recibido del Padre”.

Servir a Dios no humilla,
como servir a los hermanos tampoco.
Jesús ha venido no para hacer su voluntad,
sino para que el designio salvador de Dios
se cumpla a través de Él,
Con su vida nos enseña que el “servicio obediente”
no es sumisión al poderoso,
sino el modo de respuesta de quien ama,
porque se siente amado y,
en ese clima de mutua entrega,
no puede sino responder positivamente
a los deseos del amigo.
Jesús nos puede decir con toda propiedad:
Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid:

Somos unos pobres siervos,
hemos hecho lo que teníamos que hacer ,
porque esa es su experiencia
con relación al Padre y, cómo no,
también con nosotros.