Del evangelio de san Lucas 18,14

Jesús les dijo: “Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Toda inflación es mala, pero la inflación del ego
destruye a la persona que la padece;
una vez perdida la medida de sí, se pierde el sentido de la verdad,
por eso Jesús advierte del peligro
de caer en la sugestión de pensarnos lo que no somos
y creernos aquello que parecemos.

Cuando Jesús nos llama a ser humildes,
nos llama a ser auténticos.

La persona humilde no es una persona encogida
que niegue sus valores.
Quien es humilde reconoce su propia realidad,
de modo que no niega, en modo alguno, sus cualidades,
todo lo que tiene de positivo,
pero no se sirve de ello para ponerse por encima de los demás,
porque también sabe de sus deficiencias,
de sus limitaciones.

La persona humilde es tremendamente realista.

Cuando pienso en esto,
recuerdo siempre a la Virgen María.
Ella es el prototipo de la persona humilde
por su acertado realismo.
Ella se sabe  Madre de Dios,
sabe que su maternidad es un regalo,
por ello canta la misericordia de Dios en ella,
su pequeña sierva,
pero a la vez reconoce que todas las generaciones la celebrarán.

Señor, danos la capacidad de medirnos
según lo que somos,
para que vivamos en la verdad que tu nos has otorgado
y no juguemos a ser lo que no nos corresponde,
creándonos una doble personalidad.