De la I. carta del apóstol san Juan

Queridos hermanos: Si sabéis que Él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de Él. Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro. Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley. Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado. Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no le ha visto ni conocido. (2,29-3,6)

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Mirad qué amor nos tiene el Padre,
ved la ternura con la que nos trata,
su misericordia nos hace hijos de bondad
y nuestras obras buenas son fruto de su justicia.

Todo el que obra el bien es hijo del Amor,
todo el que obra la verdad es hijo del Verdadero,
quien tiene a Dios por Padre
reconoce a todos como hermanos.

Queridos, si el mundo se cierra a Dios
y juega a desconocer su origen,
pone en riesgo su futuro
y su existencia se convierte
en la antesala del infierno,
al haber traspasado los umbrales
de la soledad del individuo
y pisado el absurdo de la nada.