Del evangelio de san Juan 5,8

Jesús le dice: “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”

 

RESPUESTA A LA PALABRA

El autor del libro de Génesis escribe:
“Y dijo Dios hagamos… y aquello que Dios dijo se hizo”.
El decir de Dios es hacer.

También la palabra de Jesús es creadora de vida,
liberadora de toda vida encadenada.

No puede extrañar que a veces esta palabra suene imperativa:
“levántate”,
y que el resultado sea proporcional a su llamada,
“aquel hombre, cogiendo su camilla, se marchó a su casa”.

Jesús nos dice:
tú que vives postrado,
que vives muriendo,
levántate y camina.
Yo soy tu Camino, tu verdad y tu vida”.

Señor, también nosotros necesitamos oír una palabra
que nos saque de nuestras frustraciones
y nos libere de nuestras esclavitudes.
Sólo así llegaremos a completar
El camino que estamos llamados a hacer

 

(2) De Máximo Confesor.

Dichoso el hombre que es capaz de amar a todos los hombres por igual.

El que ama a Dios ama también inevitablemente al prójimo; y el que tiene este amor verdadero no puede guardar para sí su dinero, sino que lo reparte según Dios a todos los necesitados.

El que da limosna no hace, a imitación de Dios, discriminación alguna, en lo que atañe a las necesidades corporales, entre buenos y malos, justos e injustos, sino que reparte a todos por igual, a proporción de las necesidades de cada uno, aunque su buena voluntad le inclina a preferir a los que se esfuerzan en practicar la virtud, más bien que a los malos.

La caridad no se demuestra solamente con la limosna, sino, sobre todo, con el hecho de comunicar a los demás las enseñanzas divinas y prodigarles cuidados corporales.