Pienso en los campos y
en ellos encuentro
la vida recuperada,
que en el hacer necesario
consumo.
Cuando deshilachado
me encuentro a veces,
necesito tomar mi vida
en lo que ha sido y es
para despejar el futuro
que me aguarda
con la amplitud
del que lo espera todo.

Contemplando
el cielo esta mañana
percibía mi ser único e
irrepetible y me decía:

No soy como la nube blanca
que alegra el horizonte,
que es y desaparece,
que ahora flota sobre mí y
quizás esta tarde ya no exista.
Nube sin camino propio,
con un origen  desconocido y
un final inesperado.

Sin dejar de ser un misterio e
instalado en la provisionalidad
mi camino es una realidad
concreta y única
que crece y se recrece
en mi hacer creativo y transformador .
¿Qué más belleza
puedo esperar de mi existencia?.
Emparentado con el Amor de todo amor
me percibo llamado
a embellecer este mundo
con la verdad y el bien
que anidan desde mis comienzos
en mis entrañas.