Del evangelio e san Juan

Jesús le contestó: – «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Nacer de nuevo,
hacerse nuevo sin dejar de ser.
Vestirse de espíritu sin dejar la carne.
Ser carne espiritual, espíritu encarnado.
Ser hijo de Dios en el Hijo.
Nacidos en el tiempo,
eslabón familiar de una historia preñada de sentido.

¿Puede desvelarse el misterio más amado
cuando éste sigue siendo desconocido
para los hombres sin Dios?.
Deseo ancestral del hombre
inscrito en el gen primero, piedra angular,
trama que sostiene el amor humanizado
y abre al infinito al que fue llamado de la nada.        

Gracias Juan por dejar a Nicodemo
asomarse a tu evangelio
y forzar a Jesús con sus preguntas.
Cuando el soplo del Espíritu avente nuestra vida
y despeje nuestra era,
veremos como él
que los años pueden envejecer el cuerpo
pero la vida enraizada en el espíritu
se hace cada vez más fuerte,
en simbiosis con la vida de Jesús.