Vuelvo de la dehesa
EL día se hace interminable
El sol parece haberse detenido
detrás de unas nubes de múltiples colores
que tintan la cumbre de la sierra
de anaranjado y rojo,
sobre la que destellan
ráfagas de luz blanca
que invita a entonar
cantos nuevos
a las rocas viejas,
esculpidas
por el viento y el agua
durante siglos.
El sol se duerme
a nuestra mirada y
regala su luz
a otros ojos
para hacerles
la vida posible.
La noche nace y
va creciendo
llamándonos
al descanso necesario.
El cielo se ha cuajado
de estrellas.
La nostalgia aflora y
nos ofrece
el rotundo misterio
de la presencia y la ausencia
de la vida imperecedera