Y, entonces el amor se desbordó,
trayendo el espacio y el tiempo a la existencia.
Una fracción de eternidad,
que abarcara toda mi existencia,
hizo que cualquier sombra en mí
desapareciera.
La sed de vida que me perseguía
y abrumaba se vio colmada.
De mis adentros surgía un rumor,
hasta ese momento retenido,
del que emanaban olores indecibles
y colores infinitos.
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