La lluvia de la tarde, la humedad,
el camino blando, que ahora piso,
trasporta mis sentidos a un lugar de reposo,
donde la vida, que el tiempo se llevara.,
vuelve viva

Vida callada, como agua subterránea,
que mana de mis adentros sosegados
y me invita a salir de mí,
para volver a entrar
calmado de esperanza,
después de haber sentido
la vida que me aguarda y
el abrazo de todo lo que amo.

Esta tarde, la vida ya vivida,
emerge reclamando su lugar
en mi presente.

El recuerdo, rompe el cerco
de la simple evocación y
convierte en memorial
lo que ya he sido.

No puedo olvidar, ni negar
nada de lo que he vivido
porque ya es parte de mí.

En este atardecer de mis días,
cuando el camino recorrido es largo,
todavía  se abre a un futuro
simple y misterioso.

Desde el otero al que he llegado,
a la hora de la brisa,
veo como vuelve la vida
reflejada en un paisaje conocido y recreado,
tan simple y tan complejo
como el decir callado de las sombras.